Mensaje de Navidad: Llamados a la aventura del evangelio.

De la oscuridad a la luz, de la desesperación a la esperanza. La venida de Cristo en Navidad es una invitación a la aventura del evangelio, un llamado a la acción para llevar luz y esperanza a los lugares más oscuros de nuestro mundo de hoy. En su primer mensaje de Navidad como Presidente de la Federación Luterana Mundial (FLM), Mons. Henrik Stubkjær reflexiona sobre las palabras del evangelio de Juan: “La luz brilla en las tinieblas y las tinieblas no la alcanzaron”.

Señala que en su propio país, Dinamarca, la oscuridad de esta estación invernal prevalece durante gran parte del día y la noche. “Esta oscuridad física”, dice, “apuntala la oscuridad que encontramos todos los días a través de los medios de comunicación, compartiendo relatos de maldad y sufrimiento humano infligido a la gente común [….] en países como Ucrania, Palestina/Israel, Sudán, Venezuela y Myanmar, por nombrar algunos ejemplos”.

Necesitamos el nuevo comienzo que promete el Adviento.

El Presidente de la FLM, Mons. Henrik Stubkjær

La maldad humana continúa extendiéndose en nuestro mundo, reflexiona, por lo tanto, “necesitamos la intervención de Dios, necesitamos el nuevo comienzo que promete el Adviento”. El Evangelio de Navidad, continúa, “es una llamada a abrir los ojos para ver a Dios en lugares inesperados”. Es “un llamado a la acción, para que con la declaración de amor de Dios podamos ir al mundo como agentes de esperanza y acción”.

Lea el mensaje completo a continuación

Llamados a la aventura del Evangelio

La luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la alcanzaron.

(Juan 1:5.)

En los primeros versículos del Evangelio de Juan, el evangelista nos cuenta una historia de la creación: de Dios que creó el universo, que es vida y lo comparte generosamente con toda la creación. De aquí fluye la proclamación de la creación continua de Dios a través de Cristo, el propio Hijo de Dios, que vino a la tierra como la luz divina que atravesó las tinieblas. ¡Cómo anhelamos experimentar esta proclamación divina de esperanza: que la luz ha llegado a nuestra tierra y que “las tinieblas no la alcanzaron”!

Para los que vivimos en el hemisferio norte, la oscuridad en esta época del año es notable. En mi país está oscuro hasta las 8.30 de la mañana, y vuelve a oscurecer a media tarde. Esta oscuridad física sustenta la oscuridad que encontramos todos los días a través de los medios de comunicación, compartiendo relatos de maldad y sufrimiento humano infligido a la gente común, como las personas que viven en todo el mundo, en países como Ucrania, Palestina/Israel, Sudán, Venezuela y Myanmar, por nombrar algunos ejemplos.

En la Asamblea de Cracovia, Polonia, escuchamos acerca de la persecución a la que están expuestas nuestras iglesias miembros y otros cristianos en Asia, Oriente Medio y otros lugares. Visitamos el campo de concentración de Auschwitz-Birkenau como parte de nuestro programa de la Asamblea y allí vimos a lo que pueden conducir el odio y la exclusión. Colocamos una corona de flores en nombre de toda la comunión y en la cinta escribimos: ¡Nunca más!

Sin embargo, experimentamos cómo la maldad humana continúa extendiéndose. El sabor del fruto prohibido aún persiste y provoca una distancia entre Dios y los seres humanos, así como entre los mismos seres humanos. Necesitamos la intervención de Dios. Necesitamos el nuevo comienzo, que promete el Adviento. Necesitamos escuchar lo que no podemos proclamarnos a nosotros mismos: Dios se ha acercado a nosotros con el amor y la gracia de Dios. ¡La división entre Dios y los seres humanos ha sido superada por la venida de Cristo y las tinieblas han perdido su poder!

El Evangelio de Navidad es una llamada a abrir los ojos para ver a Dios en lugares inesperados aquí entre nosotros y ver esperanza. Es un llamado a la acción, para que con la declaración de amor de Dios podamos ir al mundo como agentes de esperanza y acción. La alegría y la paz de la Navidad florecen al ser compartidas.

En un hogar diaconal para hombres socialmente marginados, una vez fui testigo de cómo dos hombres le daban al director un ramo de flores y un poema en su cumpleaños. En el poema escribieron:

‘Es imposible’, dijo el Orgullo, ‘Es arriesgado’, dijo la Razón
: ‘No tiene sentido’, dijo la Experiencia, ‘Pruébalo’,
dijo el
Corazón.

Estos dos hombres no tenían un alto estatus social en la sociedad, pero entendieron lo que significa cuando Dios irrumpe en nuestro mundo: la Navidad es la celebración del amor. Cuando la luz de Dios en Cristo toca el corazón, entonces la esperanza echa raíces y encontramos el coraje para vivir la nueva realidad divina que, en Cristo, habita en el mundo. Estamos llamados a compartir esta luz incluso en los lugares más oscuros.

No es fácil de comprender, pero pruébalo. No siempre es fácil vivirlo, pero pruébalo. Dios nos está llamando a esta aventura del evangelio.

Con los mejores deseos de una Feliz Navidad y que la paz navideña encuentre un lugar en nuestros corazones.

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