¿Podría la celebración de una “Fiesta de la Creación” convertirse en un punto central del calendario litúrgico en todas las iglesias cristianas? ¿Podría esa celebración de la creación de Dios ser vista tan significativa como las otras grandes fiestas de Navidad y Pascua? ¿Podrían los cristianos aprender de las tradiciones de los demás para encontrar una comprensión más clara de los vínculos entre el relato bíblico de la creación y la actual crisis ambiental?
Esas preguntas fueron el tema central de un reciente seminario ecuménico celebrado en la ciudad montañosa de Asís, en Umbría. La reunión del 14 al 16 de marzo fue organizada por el Instituto de Investigación Laudato Si’ de la Iglesia Católica Romana, en colaboración con la FLM, el Consejo Mundial de Iglesias, el Consejo Metodista Mundial, la Comunión Anglicana y la Comunión Mundial de Iglesias Reformadas.
Con el título ‘La Fiesta de la Creación y el Misterio de la Creación: Ecumenismo, Teología, Liturgia y Signos de los Tiempos en Diálogo’, reunió a líderes eclesiásticos, liturgistas, académicos, científicos y otros expertos para explorar la historia del compromiso cristiano con la historia de la creación, descrita en el libro del Génesis, en el contexto del creciente movimiento por la justicia climática.
Creación, encarnación, cruz
Reflexionando sobre los resultados de este importante encuentro ecuménico, el Secretario General Adjunto, Prof. Dr. Dirk Lange, que representó a la FLM en el evento, dijo que era un momento para “profundizar, junto con las hermanas y hermanos católicos, ortodoxos y reformados, en las formas en que nuestras iglesias han desarrollado, o a veces también han fracasado, en fomentar una teología de la creación”.
La atención a la creación, continuó, “ha sido un componente importante de la tradición teológica y litúrgica luterana, pero nunca la creación sin la cruz, o sin la encarnación”. Estos tres fundamentos de la fe cristiana -creación, encarnación, cruz y resurrección- son “la verdad trinitaria que confesamos en el Credo de Nicea”, dijo, recordando el dicho de Martín Lutero de que “la madera del pesebre es también la madera de la cruz”.
La creación y la redención a través de la encarnación y la cruz, señaló Lange, “son más evidentes en los sacramentos” y también “dieron forma al llamado de Lutero a la renovación de la vida sacramental”. Al centrarse en los elementos materiales o “creados” del agua, el pan y el vino utilizados en la liturgia eucarística para simbolizar la vida y la muerte de Jesús, dijo, los luteranos están llamados a “cuidar las aguas, la tierra, los frutos, el aire”.
Una ‘Fiesta de la Creación’ “puede ayudarnos a encontrar un nuevo lenguaje y práctica para encarnar la visión de Nicea para los fieles, especialmente para los jóvenes que están particularmente en sintonía con la crisis de la creación”.
– Prof. Dirk Lange, Secretario General Adjunto de Relaciones Ecuménicas de la FLM
La iglesia ortodoxa tiene una antigua tradición de celebrar el 1 de septiembre como el día en que Dios creó la Tierra, una tradición que se revivió en las últimas décadas para incluir tanto la acción de gracias por ese regalo de la creación, como las oraciones por la protección de toda la creación. Durante el seminario, los participantes reflexionaron sobre las formas en que la actual crisis ecológica ha obligado a las iglesias a pensar y actuar de una manera más intencional, no “romantizando [la creación], sino más bien reconociendo sus límites, así como nuestra propia fragilidad y dependencia”.
Muchas iglesias cristianas de todo el mundo han comenzado a celebrar una Fiesta de la Creación el 1 de septiembre, así como un Tiempo de la Creación de un mes de duración, que se extiende hasta el 4 de octubre, el día de la fiesta de San Francisco de Asís. Una propuesta del Dr. Benjamin Steward, profesor de la Escuela Luterana de Teología de Chicago, de celebrar la fiesta en el equinoccio de otoño, cuando la luz del sol cae por igual sobre el sur y el norte, despertó el interés en el seminario. El reconocimiento oficial de una Fiesta de la Creación en el calendario litúrgico, dijo Lange, “podría ofrecernos la posibilidad de ampliar y encarnar litúrgicamente una teología y una espiritualidad trinitarias que tengan en cuenta una gran diversidad de enfoques”.
De cara al aniversario del Concilio de Nicea, que definió el Credo que es utilizado por la mayoría de las iglesias hoy en día, Lange señaló cómo una Fiesta de la Creación puede ayudar a expandir y profundizar “nuestra espiritualidad trinitaria”. Más aún, concluyó, “puede ayudarnos a encontrar un nuevo lenguaje y práctica para encarnar la visión de Nicea para los fieles y especialmente para los jóvenes, que están particularmente en sintonía con la crisis de la creación y que comprenden el poder de la oración”.