Es “chocante y profundamente preocupante” que casi 193 millones de personas en 53 países experimenten una crisis alimentaria y, sin embargo, haya suficiente en el mundo para alimentar a todos. El órgano de gobierno de la Federación Luterana Mundial (FLM) formuló estas observaciones en su reunión anual en Ginebra, al tiempo que hizo un llamamiento a la comunidad internacional para que aborde de manera sostenible las causas fundamentales y los principales impulsores de la crisis mundial del hambre.
En una declaración pública, el Consejo de la FLM reconoció cómo la guerra en Ucrania, la crisis climática y la pandemia del COVID-19 han empeorado la inseguridad alimentaria. Expresó su preocupación de que las respuestas de los gobiernos a las crisis crecientes no deberían ir en detrimento de los compromisos de ayuda humanitaria y de desarrollo existentes.
“Mientras oramos por el pan de cada día, sabemos que las personas no pueden vivir plenamente sin dignidad y sin una alimentación adecuada”, señaló el Consejo.
Declaración del Consejo de la FLM sobre la crisis mundial del hambre
El Consejo considera que es impactante y profundamente preocupante que haya casi 193 millones de personas en 53 países que sufren una crisis alimentaria.
El derecho humano a la alimentación está reconocido en la Declaración Universal de Derechos Humanos como parte del derecho a un nivel de vida adecuado, y está consagrado en el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de 1966. Mientras oramos por el pan de cada día, sabemos que las personas no pueden vivir plenamente y con dignidad sin una alimentación adecuada.
Si bien las causas profundas del hambre y la inseguridad alimentaria en el mundo son complejas, el Consejo reconoce el papel devastador que desempeñan los conflictos, incluida la guerra en Ucrania, la crisis climática, el COVID-19, las políticas y prácticas gubernamentales deficientes, así como las presiones económicas, en particular en regiones que ya sufren crisis humanitarias perennes. Al Consejo le preocupa que, mientras las necesidades de apoyo aumentan en muchas regiones, varios gobiernos hayan reasignado la ayuda al desarrollo a la crisis de Ucrania. Las respuestas de los gobiernos a esta crisis deberían sumarse a los compromisos existentes de ayuda humanitaria y al desarrollo.
El Consejo reconoce que hay suficientes alimentos y recursos en el mundo para alimentar a todo el mundo; sin embargo, los sistemas y estructuras existentes han conducido a niveles de desigualdad, donde unos pocos tienen mucho más de lo que necesitan y otros muy poco o nada. Para abordar las causas profundas de la crisis alimentaria mundial habrá que hacer frente a la codicia, al consumo excesivo, a la sobreproducción industrializada impulsada por los beneficios y a la promoción de enfoques agroecológicos que preserven la naturaleza. El Consejo afirma el importante papel que desempeñan las mujeres en la producción de alimentos y denuncia los prejuicios sociales, las leyes y las prácticas discriminatorias que obstaculizan sus derechos, su acceso y su capacidad para contribuir de forma significativa.
El Consejo se solidariza con los millones de personas que pasan hambre y reafirma el compromiso de la FLM de tomar medidas para aliviar su sufrimiento, y ora para que Dios los consuele y provea.
El Consejo hace un llamamiento a:
– La comunidad internacional a que aumente su nivel de ayuda humanitaria y de desarrollo para responder a la crisis alimentaria mundial que se está produciendo, dando prioridad a los países y regiones especialmente afectados.
– La comunidad internacional movilice los recursos y la voluntad política necesarios para abordar de forma colectiva y sostenible la crisis alimentaria y del hambre en el mundo, sus causas profundas y sus principales impulsores, como la pobreza, los conflictos y la crisis climática.
– Que los gobiernos den prioridad a los recursos para desarrollar sistemas alimentarios más sostenibles, centrándose en enfoques agroecológicos que incluyan un mayor enfoque en los derechos humanos, la justicia y el cuidado de la creación, también en el contexto de la implementación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
– Que los gobiernos redoblen sus esfuerzos para hacer frente a la crisis climática, centrándose más en la reducción de las emisiones y apoyando a los países en desarrollo con recursos que les permitan hacer frente a impactos como las sequías y la inseguridad alimentaria.