Pastor dice que «no necesitamos hacer promesas de Año Nuevo, sino parecernos más a Jesús»

El enfoque que los cristianos deberían mantener para el nuevo año no son las promesas que se hacen sino en buscar más que nunca a Dios, según el reciente mensaje reflexivo que compartió un pastor de una organización cristiana mundial.

Brad Larson, pastor y escritor que además trabaja junto a The Gospel Coalition para desarrollar distintos planes evangelísticos, compartió su mensaje reflexivo de año nuevo explicando que más que promesas para el 2023, el mayor deseo del creyente es y debe ser buscar mucho más a Jesús.

El pastor sabe muy bien del tema, pues él también hacía sus promesas o resoluciones para año nuevo, pero se dio cuenta que de nada servía hacer una lista de deseos si no tenía en cuenta que su mayor necesidad es y siempre será Jesús.

“Encontraría un momento tranquilo cuando los niños dormían la siesta y me sentaba en el porche con mi Biblia y mi diario. Leí las Escrituras, oré y escribí algunas resoluciones para el próximo año”, dijo explicando que hizo por años varios diarios y todos eran iguales

“Solo eran palabras diferentes, con un color de tinta diferente”, agregó diciendo que no cumplía muchas de ellas como la mayoría de la gente que suele tener esa práctica.

“Puedes prometer orar más el próximo año o bajar 10 kilos, no importa”, comparó diciendo que hay un estudio de la Universidad de Scranton, que explica que el 8% de las personas cumplen ese tipo de resoluciones.

Fue entonces cuando se dio cuenta de que las personas no cumplen esas promesas porque realmente necesitan a Jesús, ya que las expectativas cuando se trazan propósitos de Año Nuevo son “poco realistas del futuro y poco saludables”, dijo citando a CS Lewis.

“Lewis dijo que estamos obsesionados con el futuro e insatisfechos con el presente. Y realmente estamos obsesionados con nuestro futuro terrenal, pero es solo una idea. Si bien debemos planificar nuestro futuro, esto no está garantizado”, dijo.

“Cuánto mejor es buscar el contentamiento en el presente y la esperanza de nuestro futuro eterno. Estos están garantizados”, agregó.

Según Larson, los humanos hacen promesas que no pueden cumplir porque su voluntad no es tan fuerte como para un cambio radical.

“Nuestras voluntades no son fuertes. Podemos leer todos los libros de autoayuda, pero el crecimiento del carácter y la santidad no son nuestros diseños”, aseguró.

“De hecho, la autoayuda puede incluso ser dañina si no tenemos cuidado. Cambiar tu vida depende de cambiar tu corazón, y ese tipo de cambio viene de Dios”, continuó.

El punto que más complica a los seres humanos es que con sus promesas de transformación “no se sabe lo que se quiere, “por lo que se desea algo que se volverá inútil meses después”, dijo.

“Nuestros intereses cambian y, a medida que crecemos en sabiduría, nuestros deseos aumentan y maduran. E incluso con sabiduría, terminamos sintiéndonos perdidos. Necesitamos que el Señor guíe nuestras vidas y deseos”, dijo.

El ser humano, dice Larson, es inconforme y es de allí donde vienen las “promesas fallidas, porque siempre queremos más”.

“La verdad es que no estamos contentos con la forma en que Dios nos cuida. Queremos más: más músculo, más dinero, más notoriedad, más de todo. Pero el verdadero contentamiento en la gracia y la esperanza de Cristo no es circunstancial”, dijo explicando que aun teniendo la fortuna más grande del mundo no podría compararse con el sacrificio de Jesús.

“Deberíamos apreciar la gracia escandalosa de simplemente estar vivos”, destacó diciendo que las promesas deben ser más sinceras y menos superficiales para lograr un cambio de corazón.

“No somos quienes deberíamos ser y queremos ser diferentes. La transformación que buscamos es válida, pero los medios por los que la buscamos son a menudo insuficientes. Necesitamos que Jesús nos transforme a su semejanza y nuestra sola determinación no es suficiente”, afirmó.

«Tendemos a trazar un curso infantil en nuestras vidas y perseguimos tesoros que no existen», añadió.

Entonces para cerrar su mensaje, instó a que los creyentes pudieran seguir algunos consejos para realmente vivir satisfechos con la vida de que Dios ha trazado para cada quien, conforme a la obediencia en su palabra.

“Asegúrese de que sus promesas se alineen con la Palabra de Dios y lo glorificarán. Además, asegúrese de que sean promesas realistas, específicas, medibles, alcanzables y oportunas”, recordó.

“Después oren por sus promesas, sometiéndolas al Señor para que las guíe”, expresó citando Santiago 4:13-15.

“Ahora escuchen, ustedes que dicen: ‘Hoy o mañana iremos a tal o cual ciudad, pasaremos allí un año, haremos negocios y ganaremos dinero’. ¡Ni siquiera sabes lo que te pasará mañana! ¿Qué es tu vida? Eres como la niebla que aparece por un rato y luego se disipa. En cambio, deben decir: si el Señor lo quiere, viviremos y haremos esto o aquello”, continuó.

“No pongas tu esperanza en tu habilidad para cambiarte a ti mismo. Si pudiéramos cambiarnos a nosotros mismos, Jesús no tendría que venir. Sólo él puede transformarnos. Reconocer lo que Jesús ha hecho por nosotros y buscar ser más como Él en el próximo año”, finalizó.

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