Una declaración de la Diócesis Episcopal de Jerusalén
La Iglesia se une en oración, condena firmemente la masacre en el hospital y lamenta la pérdida de cientos de civiles inocentes
En una solemne celebración de un día mundial de ayuno y oraciones por la paz, la reconciliación y el fin del desgarrador conflicto, los cristianos se mantuvieron unidos en Tierra Santa. Sin embargo, este día de reflexión se vio empañado por un brutal ataque contra nuestro Hospital Episcopal Anglicano Al Ahli en Gaza durante los ataques aéreos israelíes allí. Citando 2 Corintios 4:8-9a, “Estamos afligidos en todo, pero no abatidos; perplejo, pero no llevado a la desesperación; perseguidos, pero no abandonados; derribado, pero no destruido”, reflexionamos sobre el espíritu inquebrantable frente a la adversidad.
En los términos más enérgicos, la Diócesis Episcopal de Jerusalén condena este atroz ataque que ha ocurrido en el corazón de Gaza. Los informes iniciales sugieren la pérdida de innumerables vidas, una manifestación de lo que sólo puede describirse como un crimen de lesa humanidad. Los hospitales, según los principios del derecho internacional humanitario, son santuarios, pero este asalto ha transgredido esos límites sagrados. Escuchamos el llamado del arzobispo Justin Welby, quien imploró la salvaguarda de las instalaciones médicas y la rescisión de las órdenes de evacuación. Lamentablemente, Gaza sigue careciendo de refugios seguros.
La devastación presenciada, junto con el ataque sacrílego de la iglesia, golpea el núcleo mismo de la decencia humana. Afirmamos inequívocamente que esto merece la condena y la retribución internacionales. Resuena un llamamiento urgente para que la comunidad internacional cumpla con su deber de proteger a los civiles y garantizar que no se repitan esos actos horribles e inhumanos.
Mientras lamentamos la pérdida de innumerables almas que perecieron en nuestras instalaciones, declaramos un día de luto en todas nuestras iglesias e instituciones. Suplicamos a nuestros amigos, socios y personas de buena voluntad que se solidaricen, lamentando con nosotros el atroz asalto a nuestro dedicado personal y a los pacientes vulnerables.