Día Mundial de la Salud Mental.

 “Mis amigos me llaman doctora”, dice Joan (nombre cambiado). Esta refugiada de Sudán del Sur, de 22 años, es educadora de pares en el asentamiento de refugiados de Palabek, en Uganda. Ella ayuda a otros adultos jóvenes en el asentamiento a lidiar con traumas y problemas de salud mental y asesora sobre asuntos familiares y derechos de salud sexual y reproductiva. Forma parte de un programa de la Federación Luterana Mundial (FLM) para mejorar la salud mental de los jóvenes refugiados, a quienes les resulta difícil confiar en los miembros mayores de la comunidad.

En el Día Mundial de la Salud Mental, el programa de país de la FLM Uganda publicó los resultados de una evaluación de salud mental en cuatro de los asentamientos de refugiados más grandes de Uganda. El informe de la Federación Luterana Mundial (FLM) 2023 sobre Servicios Psicosociales y de Salud Mental (SMAPS) contiene las conclusiones de los asentamientos de refugiados en el norte y el oeste del país. Los asentamientos de Palorinya, Adjumani, Palabek, Rwamwanja y Kyangwali albergan a más del 40% de los 1,5 millones de refugiados de Uganda.

Experiencias traumáticas después de huir de un conflicto

La salud mental es un grave problema en muchos campamentos y asentamientos de refugiados. “Los refugiados a menudo pasan años, si no décadas, en los países de acogida. Su integración exitosa en la sociedad de acogida depende de su bienestar mental”, dice Adriana Franco Chitanana, Representante de la FLM en Uganda. “Cuando las redes de seguridad social se han desmoronado, el costo psicológico para los refugiados puede ser grave”.

Joan, la joven educadora de pares, ha experimentado cosas terribles en carne propia. “Hace cinco años, estaba casada y embarazada cuando los rebeldes irrumpieron en nuestra casa por la noche”, dice. Los hombres armados asaltaron a la joven y mataron a su esposo y a su hermano. Más tarde, en el asentamiento de refugiados, el trauma de Joan se manifestó como depresión.

Estigma y discriminación

En otros casos, el estrés conduce a la violencia. Muchos refugiados provienen de zonas de conflicto, dice Franco Chitanana. “Las personas traumatizadas son propensas a perpetuar la violencia, las necesidades de salud mental no atendidas pueden obstaculizar su capacidad para adaptarse, encontrar empleo y contribuir positivamente a sus nuevas comunidades”, cita el informe la representante de la FLM en el país. “Surgen casos de negligencia infantil, alcoholismo y abuso doméstico”. El estigma y la discriminación contra las personas con enfermedades mentales impiden que las personas busquen ayuda.

Según la evaluación de la FLM, los cuidadores de personas con enfermedades mentales suelen pedir ayuda a los curanderos tradicionales antes de llevar a sus pacientes a los hospitales; Esto a menudo empeora los trastornos mentales. “En Sudán del Sur, no lloramos cuando perdemos a nuestros seres queridos; Todo lo que tienes que hacer es beber y todo estará bien. Lo olvidarás”, dice Lima Albino, refugiada de Sudán del Sur. “Antes de las sesiones de terapia de la FLM, solía escuchar a las mujeres del vecindario llorar por la noche debido a la violencia inducida por el alcohol de sus maridos”.

Los refugiados no están indefensos; Tienen capacidad de acción y capacidad para hacer frente a las adversidades. – Adriana FRANCO CHITANANA, Representante de la FLM en Uganda

Recursos inherentes

La FLM integra la salud mental y el apoyo psicosocial en diferentes sectores, como la salud, la educación, los medios de subsistencia, etc. Varios proyectos tienen como objetivo mejorar el acceso a los recursos y la seguridad de las personas y comunidades vulnerables. Gran parte de este trabajo se basa en los recursos inherentes de la comunidad.

“Los refugiados no están indefensos; tienen capacidad de acción y capacidad para hacer frente a las adversidades”, concluye Franco Chitanana. A raíz de una emergencia, los propios miembros de la comunidad son siempre los primeros en responder. La FLM aborda las complejas consecuencias psicosociales del desplazamiento y el trauma de la guerra aprovechando sus conocimientos y aptitudes.

Para Joan, la joven de Sudán del Sur, el programa de educación entre iguales fue un paso esencial en su recuperación. Podía hablar de lo que le había sucedido a ella y a su familia por primera vez entre sus compañeros. Hoy, dice que poder ayudar a los demás y compartir su experiencia la hizo sentir más fuerte.

“Apoyar el bienestar mental de los refugiados puede contribuir a la cohesión social y a la resolución de conflictos. Al celebrar el Día Mundial de la Salud Mental, demos prioridad a los servicios de salud mental para las personas refugiadas en Uganda como parte de una obligación humanitaria fundamental y para defender sus derechos humanos básicos”, concluye Franco Chitanana.

Una sesión de terapia de salud mental en el asentamiento de refugiados de Adjumani, Uganda.
Foto: FLM Uganda

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