Los Patriarcas y Jefes de Iglesias de Jerusalén, un grupo ecuménico de líderes cristianos que incluye al arzobispo anglicano de Jerusalén, el arzobispo Hosam Naoum, han emitido una declaración en la que piden paz y justicia en medio de la violencia que se está desarrollando.
A continuación se transcribe su declaración íntegra.
Tierra Santa, un lugar sagrado para incontables millones de personas en todo el mundo, está actualmente sumida en la violencia y el sufrimiento debido al prolongado conflicto político y a la lamentable ausencia de justicia y respeto de los derechos humanos. Nosotros, los Patriarcas y Jefes de las Iglesias de Jerusalén, hemos hecho un llamamiento una y otra vez sobre la importancia de respetar el statu quo histórico y jurídico de los santuarios sagrados. En estos tiempos difíciles, nos unimos para alzar nuestras voces en unidad, haciéndonos eco del mensaje divino de paz y amor para toda la humanidad.
Como custodios de la fe cristiana, profundamente arraigada en Tierra Santa, nos solidarizamos con el pueblo de esta región, que está soportando las consecuencias devastadoras de la lucha continua. Nuestra fe, que se basa en las enseñanzas de Jesucristo, nos obliga a abogar por el cese de todas las actividades violentas y militares que causan daño tanto a los civiles palestinos como a los israelíes.
Condenamos inequívocamente cualquier acto dirigido contra civiles, independientemente de su nacionalidad, etnia o fe. Tales acciones van en contra de los principios fundamentales de la humanidad y de las enseñanzas de Cristo, quien nos imploró que “amemos a tu prójimo como a ti mismo” (Marcos 12:31).
Esperamos fervientemente y rezamos para que todas las partes involucradas presten atención a este llamamiento para que cese de inmediato la violencia. Imploramos a los líderes políticos y a las autoridades que entablen un diálogo sincero, buscando soluciones duraderas que promuevan la justicia, la paz y la reconciliación para el pueblo de esta tierra, que ha soportado las cargas del conflicto durante demasiado tiempo.
En nuestra calidad de líderes espirituales, extendemos nuestras manos a todos los que sufren, y oramos para que el Todopoderoso conceda consuelo a los afligidos, fortaleza a los cansados y sabiduría a los que ocupan posiciones de autoridad. Instamos a la comunidad internacional a que redoble sus esfuerzos para mediar en una paz justa y duradera en Tierra Santa, basada en la igualdad de derechos para todos y en la legitimidad internacional.
Recordemos las palabras del apóstol Pablo: “Porque Dios no es Dios de desorden, sino de paz” (1 Corintios 14:33). En el espíritu de este mensaje divino, imploramos a todos que trabajen incansablemente para poner fin a la violencia y establecer una paz justa y duradera que permita a Tierra Santa ser un faro de esperanza, fe y amor para todos.
Que la gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo estén con todos nosotros durante estos tiempos difíciles.