El llamado de la iglesia a ser diaconal se manifiesta en su ministerio dedicado hacia la paz y la justicia en lugar de en actos repetitivos de caridad hacia las personas necesitadas. El diácono Jonathan Rodríguez de Oliveira, de la Iglesia Evangélica de la Confesión Luterana en Brasil (IELCB), hizo estas declaraciones en un taller regional de las iglesias miembros de la Federación Luterana Mundial (FLM) en América Latina y el Caribe (ALC), que tuvo lugar en Porto Alegre, Brasil.
Rodríguez es una de las 38 practicantes diaconales de 15 iglesias de ALC que asisten al evento organizado por IECLB, del 20 al 24 de noviembre, bajo el tema “Compartiendo la mesa”. Los participantes discutieron cómo los modelos diaconales en las diferentes iglesias expresan los conceptos bíblicos de justicia y dignidad humana en medio de la creciente desigualdad y diversidad en la región.
Representantes de la Iglesia Luterana del Perú, explicando cómo la represión policial afecta a los jóvenes. Foto: FLM/Eugenio Albrecht
“La diaconía requiere dedicación junto con compartir el pan en la mesa y la comunión; se presenta como un ministerio sobre paz y justicia”, señaló Rodríguez en su presentación. “Nuestras acciones repetidas no deben parecerse a las contribuciones a [compromisos] que calman nuestra conciencia”, agregó.
Debemos preguntarnos si todas las personas que desean entrar en la iglesia pueden hacerlo a través de la puerta principal.
Diácono Carla Jandrey, Iglesia Evangélica de la Confesión Luterana en Brasil
Trabajar para ser una iglesia inclusiva es parte del testimonio diaconal de IECLB, que la diácono Carla Jandrey discutió más a fondo. Cuando se trata de acceder a la iglesia, dijo, la tendencia es abordar solo algunas de las necesidades, como la forma de incluir a las personas que viven con discapacidades. “Pero debemos preguntarnos si todas las personas que desean entrar en la iglesia pueden hacerlo a través de la puerta principal”. La accesibilidad, agregó, debe abordar los aspectos físicos y actitudinales que excluyen a las personas de estar en comunión. “¿Hay acceso para todos al altar o al cementerio para despedirse de sus seres queridos?” Las iglesias deben integrar tales necesidades en su trabajo diaconal, señaló.
Sonia Skupch, Secretaria Regional de la FLM para América Latina y el Caribe, facilita una sesión del taller. Foto: FLM/Eugenio Albrecht
Katariina Kiilunen, Ejecutiva del Programa de Desarrollo de Capacidades y Liderazgo de la FLM, dirigió el taller con la Reverenda Sonia Skupch, Secretaria Regional para América Latina y el Caribe. Kiilunen describió la reunión como “un espacio valioso no solo para crear conciencia sobre las diferentes dimensiones de la tarea diaconal de las iglesias y sus organizaciones, sino también para abrir el debate en torno a temas difíciles”.
Katariina Kiilunen, Ejecutiva del Programa de Desarrollo de Capacidades y Liderazgo de la FLM, dirige una sesión de taller. Foto: FLM/Eugenio Albrecht
En el trabajo en grupo, los participantes analizaron los desafíos en sus comunidades y los esfuerzos de las iglesias para promover la dignidad humana y la justicia en contextos sociopolíticos difíciles. La justicia climática surgió como una preocupación en toda la región, y los participantes coincidieron en la necesidad de involucrar más a los niños y jóvenes en actividades que promuevan el cuidado de la creación. También se desafió a las iglesias a aumentar la promoción del vínculo entre el cuidado de la creación y los modos alternativos de producción y consumo con respecto a los alimentos y otros materiales.
Enun mensaje de video, los jóvenes participantesque representan a iglesias de Argentina, Bolivia, Brasil, El Salvador, Honduras, Paraguay y Uruguay expresaron lo que implica el tema del taller en sus contextos familiares. “Compartir la mesa”, dijeron, significa un llamado radical a la inclusión; generar espacios de reflexión y encuentros interculturales; conocer las diferentes realidades y compartir experiencias; dar y recibir amor; trabajar con aquellos que tienen necesidades especiales; y diaconía pura.
Kiilunen dijo que el taller había revelado que los trabajadores diaconales en la región de ALC trabajan en circunstancias muy difíciles y a menudo se sienten aislados. “Por esta razón, el taller fue visto como empoderador, un lugar seguro para compartir preocupaciones y experiencias, recibir apoyo y aprender de otros”. Las lecciones recopiladas se compartirán con los líderes de la iglesia en la Conferencia de Liderazgo de LAC.